Uno de los debates frecuentes en los que acabo inmerso es el relativo a sobre qué es una startup y qué no lo es.
Aunque pueda parecer un debate obvio en el que se deberían tener claros los conceptos, la realidad es que bajo la etiqueta de startup encuentras negocios de todo tipo como la consultoría, e-commerces, el coaching online, blogs y medios de comunicación, inventos, side-projects de empresas de consultoría, intermediarios financieros, freelances…
Como decía una amiga mía, «un bar con wifi» podría ser considerado una startup porque tiene tecnología en su negocio…
Creo que con este abanico tan amplio de lo que se entiende como una startup, vale la pena reflexionar sobre el tema porque, a veces, se acaba en discusiones bizantinas que no permiten conducir a definiciones aceptadas de manera unánime por todo el ecosistema y, en mi opinión, se usa el término de manera errónea en algunos casos o, incluso, en los medios.
Así que voy a dedicar un rato a reflexionar sobre este asunto y, sobre todo, ofrecer mi visión sobre el tema y lo que entiendo que es una startup (y también que dicen del tema las referencias del mercado).
Empezamos.
1. Empezando por los pioneros: Steve Blank y la escalabilidad
El gran Steve Blank, «padre» del movimiento Lean Startup y de la metodología de desarrollo de clientes, define lo que es una startup de la siguiente forma:
Una start-up es una organización temporal diseñada para buscar un modelo de negocio que sea repetible y escalable. Una empresa es una organización permanente diseñada para ejecutar un modelo de negocio que sea repetible y escalable
Para Steve Blank, la startup es un «momento de arranque» en el desarrollo de una empresa. Se es startup mientras se está en la búsqueda de un modelo de negocio que sea repetible y escalable y, una vez se encuentra dicho modelo de negocio, entonces nos transformamos en una empresa con foco en la explotación de dicho negocio.
Esta visión de Blank se traduce en el siguiente esquema:
Aunque en ningún momento se habla de tecnología, Steve Blank ya está dejando sobre la mesa factores muy importantes en la definición de lo que es una startup:
- La empresa busca un modelo de negocio
- El modelo de negocio debe ser repetible y escalable
Esta visión de Blank ya pone sobre la mesa un factor que considero fundamenta del en una startup: la escalabilidad, es decir, la capacidad de generar ingresos de manera mucho más rápida de lo que crece su estructura de costes.
Por tanto, esta visión de Blank ya deja fuera negocios como los de la consultoría o los proyectos dado que existe una relación lineal entre facturación y recursos necesarios.
Si para vender 1.800 horas de consultoría necesito 1 persona en el equipo, si quiero vender 2.400, entonces necesito dos personas hasta llegar a su máxima ocupación y así seguir subiendo.
En un negocio escalable, el impacto del coste marginal cuando aumentan los clientes es muy bajo o, dicho de otra forma, si nuestros ingresos se duplican o crecen exponencialmente, nuestros costes operativos no crecen en la misma proporción (y crecen linealmente).
¿Y qué pasa con las startups B2B que venden algún tipo de personalización o implantación? Si todo es replicable salvo el setup, el concepto de escalabilidad se sigue manteniendo ¿verdad? Distinto es implantar un SAP que todo es 100% personalizado y requiere una consultoría a medida; ahí la replicabilidad es nula y la implantación es un proyecto a medida que rara vez se parece al siguiente.
Por cierto, aunque no se dice de manera explícita en la definición de Steve Blank, hay otros dos factores vinculados al «proceso de búsqueda del modelo de negocio» que son la incertidumbre y la experimentación, otros dos factores habituales en una startup y que están ligados a la metodología Lean Startup y que también definen bien el proceso de búsqueda del fit de toda startup.
2. La velocidad de crecimiento, otro factor que también define a una startup
La visión de Blank es la base que se usa en el ecosistema a la hora de definir lo que es una startup, no obstante hay otros ingredientes que aún podemos añadir a esta ecuación para aterrizar aún mas lo que es una startup (y lo que no lo es).
No hace mucho, en un programa ejecutivo sobre Venture-Capital al que asistí como alumno, Sergio Pérez Merino, Director del fondo de VC de Banco Sabadell, acuñaba la siguiente definición:
Una start-up es una empresa joven con potencial para incrementar sus ingresos rápidamente (MoM) sin que ello suponga un aumento paralelo de costes fijos
La definición de Sergio Pérez Merino, además de hablar de escalabilidad, pone foco en otro factor clave: la velocidad de crecimiento.
De hecho, Paul Graham, inversor de capital-riesgo y cofundador de YCombinator ofrece una definición muy directa en el libro «A Dozen Lessons for Entrepreneurs» de lo que es una startup poniendo el foco en la velocidad y el crecimiento:
Una startup es una compañía diseñada para crecer rápido. Estar recientemente creada no la convierte en sí misma en una startup. Tampoco es necesario en una startup desarrollar tecnología, financiarse con capital-riesgo o terminar en un exit.
El único factor clave es el crecimiento. Todo lo demás que asociamos con las startups son consecuencias del crecimiento. Para crecer rápido, necesitas hacer algo que se pueda vender en un gran mercado.
Es curiosa la percepción de Paul Graham sobre lo que es clave (velocidad de crecimiento) con respecto a lo que considera una consecuencia e, incluso, como algo no necesario como la tecnología o estar financiado mediante capital-riesgo.
Esto abre un debate interesante porque ni todas las compañías tecnológicas son startups ni tampoco todas las startups tienen que ser tecnológicas según la perspectiva de Paul Graham; sin embargo, creo que esta observación también tiene sus matices… y ahora lo veremos.
3. Startups y tecnología
Si una de las claves de las startups es su velocidad para crecer con un negocio escalable, la tecnología es, sin duda, uno de los drivers para conseguir ambas cosas.
Dicho de otra forma, para que una startup pueda escalar y crecer rápido, su propuesta de valor debe apoyarse en la tecnología o, directamente, ofrecer al mercado un producto o un servicio tecnológico (y esto es así en la mayoría de los casos).
Esta es, sin duda, una de las claves de una startup. La tecnología debe formar parte de la propuesta de valor de alguna manera y, así, hacer llegar el producto o servicio a los clientes de manera rápida (y exponencial).
La escalabilidad, es decir, esa habilidad para poder hacer crecer los ingresos rápidamente sin que los gastos crezcan en la misma proporción, también se consigue a la tecnología. Es la tecnología la que hace posible optimizar operaciones, hacerlas a menor coste que la competencia e, incluso, irrumpir en un sector con un modelo de negocio totalmente innovador y distinto.
4. La innovación y las startups
El profesor de ESADE, y experto en innovación, Xavier Ferràs señala que hay 4 tipos de innovación apoyándose en, parte, en la «Estrategia de los Océanos Azules» de los profesores W. Chan Kim y Renée Mauborgne de la Escuela de Negocios INSEAD:
- Innovación roja basada en la mejora continua
- Innovación blanca, la investigación científica (que no siempre llega al mercado)
- Innovación azul con la que llevar al mercado nuevas tecnología, productos y servicios sin que hubiese una demanda previa de los mismos y que, por tanto, son capaces de crear nuevos espacios competitivos u «océanos azules» y, de esa forma, generar ventajas competitivas sostenibles.
- Innovación dorada o de oro, de retornos rápidos y elevados pero de baja complejidad y que es la que adoptan muchas empresas que digitalizan negocios tradicionales pero cuya aportación de valor, realmente, es escasa y generan trabajadores precarios digitales y un reparto de la riqueza y valor muy desigual.
Las startups suelen moverse en estos dos últimos tipos de innovación, la dorada (Uber, Airbnb, Glovo, WhatsApp, Cabify) y la innovación azul, la que es capaz de generar disrupción y reconfigurar y redefinir por completo un mercado.
Una startup presenta un posicionamiento competitivo distinto al de sus competidores y sustitutivos y tiene que generar nuevos espacios competitivos. Es decir, su propuesta de valor alternativa, al final, debe generar un nuevo océano azul o generar una oportunidad de negocio rápida.
Pero hacer lo mismo que se viene haciendo en el mercado, realmente, no supone una novedad que abra las puertas a escalar y crecer rápido. Por eso, de alguna manera, tiene que apreciarse innovación.
¿Qué hacéis vosotros que vuestros competidores no hagan aún? señalaba Samuel Gil en Suma Positiva dentro de la batería de preguntas fundamentales a plantear a una startup y esto, entre otras cosas, habla de innovar.
5. Resumiendo, ¿qué es una startup?
Después de todo este repaso creo que, más o menos, debería quedar claro qué es una startup y cuáles son sus características distintivas:
- Escalable
- Repetible
- Crecimiento rápido
- Innovador
- Se apoya en la tecnología
- Incertidumbre
- Experimentación
Teniendo en cuenta todos estos factores, creo que ya se entienden los motivos que hacen que las actividades de consultoría, los negocios tradicionales o el autoempleo no se consideren startups aunque se trabajen metodologías ágiles.
Tampoco el futbolín, ni el póster motivador, ni la oficina abierta o estar en un coworking, ni tampoco el uso de Slack hace que tu negocio sea una startup. Una startup es un tipo de empresa con unas características determinadas en su modelo de negocio y esa es la clave a mirar y tener en cuenta.
Espero que esta reflexión os pueda ser de utilidad y que, por ejemplo, sirva para entender cómo piensan aceleradoras e inversores cuando analizan empresas y negocios.
Hasta la próxima.
Imágenes: TechTarget Network, Xavier Ferràs, Steve Blank y Rui Ming Invest y GIPHY, gfycat y Thirdman en Pexels
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