Cuando analizamos una startup no solamente tenemos en cuenta el modelo de negocio y la oportunidad del mercado, cómo es el equipo, qué background y qué reputación tienen son también factores clave (sobre todo en fases iniciales).
Las empresas están formadas por personas y cómo sean los socios fundadores marca tanto la cultura de la compañía como el talento que van a atraer: los valores, el estilo de dirección, la ambición y aspiraciones, la reputación…
Hoy quiero poner el foco, precisamente, en la reputación porque, aunque pueda parecer una tontería, es un factor que abre o que cierra puertas, contactos e, incluso, rondas de financiación…
1. ¿Qué es la reputación y por qué es importante en una startup?
Si atendemos al diccionario de la Real Academia Española, la reputación se define con las siguientes acepciones:
- Opinión o consideración en que se tiene a alguien o algo.
- Prestigio o estima en que son tenidos alguien o algo.
Resumiendo, la reputación tiene que ver con la opinión que tiene alguien sobre nosotros y, por tanto, el prestigio o fama que nos hemos podido granjear por nuestros logros, nuestros actos, nuestra forma de hacer las cosas…
La percepción que tenemos sobre las personas es algo que influye en nuestras decisiones y, si ponemos el foco en el micro-universo de las startups y los emprendedores, nuestro track-record (que no deja de ser nuestra carta de reputación y el barómetro de nuestra reputación) va a marcar nuestra progresión futura y las puertas que podamos abrir y esto es algo que afecta tanto a los fundadores de una startup, como a inversores o aceleradoras.
Si recordamos este esquema de criterios de valoración de una startup de Pear VC, observamos que en fases iniciales el equipo es un factor principal de evaluación pero, además, el factor equipo está presente en la evaluación de cualquiera de las fases del negocio:
¿Y por qué el equipo siempre es un factor clave? La respuesta es sencilla y, en alguna ocasión, ya la hemos discutido, porque la inversión en negocios sujetos a incertidumbre se basa en la confianza que genera el equipo promotor.
La confianza no se genera únicamente desde el punto de vista de la solvencia técnica para ver si hay capacidad de ejecutar, existe una coherencia entre «lo que se quiere hacer» y «quiénes lo van a hacer», hay un equipo multidisciplinar y con compromiso con el proyecto…
También la confianza se genera desde el punto de vista de la reputación: ¿de dónde viene este equipo? ¿han montado otras startups antes? ¿qué fue de sus negocios anteriores? ¿qué se dice de ellos en el ecosistema? ¿hay un encaje entre inversores y equipo? ¿qué inversores están en el cap table y qué reputación tienen?
Como decía al inicio, las empresas las forman personas y los inversores y los clientes tratan con personas, por tanto, tienen que ver que existe un fit entre el equipo y los inversores que van a ser tus socios.
2. El ecosistema es un entorno en el que la reputación tiene peso, tanto la buena como la mala
Cuando hablé con Miguel Carranza, CTO y cofundador de RevenueCat, para el artículo que escribí en Xataka sobre la compañía, uno de los temas que hablamos fue, precisamente, el de la reputación en una startup y la importancia de la reputación en ecosistemas como el de Silicon Valley.
Cuando tratamos este tema, la valoración de Miguel fue la siguiente:
«Creo que es muy importante. Pensaba que era una tontería cuando era empleado pero, como fundador, te das cuenta de la importancia que tiene porque todo el mundo está conectado en Silicon Valley… La persona que nos entrevistó para TechCrunch había sido compañero de piso del CEO de Elevate, la empresa en la que trabajé…
Todo el mundo está relacionado y se pide opinión y referencias. De hecho, hay gente que se ha tenido que marchar de aquí porque la han liado y las malas referencias cierran puertas y hacen difícil encontrar trabajo.
No importa tanto el dinero que tengas, lo que importa es lo que dicen de ti: ‘este inversor te va a hacer perder el tiempo’, ‘este inversor va a intentar controlar más de la cuenta’… Es normal pedir referencias a otras startups sobre su experiencia con inversores o cuando vas a contratar a alguien haces una llamada telefónica a algunas de las empresas en las que ha trabajado para hacer un *background check*.
Hasta la forma en la que tienes de despedir llega a influir en la reputación que vas generando»
Esto que comentaba el cofundador de RevenueCat es mucho más profundo de lo que, quizás, pueda parecer porque la reputación afecta a todos los agentes que forman parte del ecosistema y cómo se comportan entre ellos:
- Fundadores: cómo tratan a sus empleados, cómo gestionan la empresa, cómo es la relación que tienen con sus clientes y con sus inversores…
- Inversores: cómo es el proceso de negociación, ¿realmente invierte o se dedica a marear?, ¿cómo actúa con las participadas? ¿intenta ejercer más control de la cuenta?
- Empleados: ¿cómo es a nivel técnico y a nivel personal? ¿es alguien que debería contratar? ¿cómo salió de puestos anteriores?
- Incubadoras y aceleradoras: ¿qué empresas han pasado por el programa y qué valoración dan del mismo? ¿qué se dice del programa? ¿acelera o frena? ¿cómo son los gestores? ¿ayudan de verdad y aportan valor? ¿están buscando su beneficio? ¿cómo son sus mentores? ¿las reglas de juego están claras?
Dirigir es decidir, sin duda, pero las cosas que decidimos y cómo las ejecutamos van marcando nuestra reputación: ¿somos diligentes en nuestra gestión? ¿enviamos los reportes a nuestros accionistas? ¿los incluimos en las decisiones relevantes? ¿intentamos saltarnos materias reservadas a nuestros accionistas? ¿estamos alineados en objetivos y pensamos en hacer la empresa grande y generar valor para todos?
Nuestra reputación, al fin y al cabo, es algo que siempre va a ir en nuestra mochila y nos acompañará en nuevos proyectos empresariales y en el desarrollo de nuestra carrera profesional:
- ¿Cómo queremos que nos perciban en el futuro?
- ¿Somos gente en la que se puede confiar? ¿Cogimos el dinero de la caja y salimos corriendo?
- ¿La empresa se quedó sin caja, sin facturar y sin clientes pero nos fijamos un salario de 6.000 al mes?
Y ojo, esto no de la reputación no es solamente para fundadores, la reputación también afecta a los inversores aunque fue un tema del que ya hablamos poniendo el foco en el personaje de Russ Hanneman de la serie Silicon Valley y, como decía antes, también aplica al resto de agentes que conforman el ecosistema: incubadoras, aceleradoras, consultores de financiación, bancos…
3. Algunos consejos para no hacer perder la confianza en nuestra startup
Poniendo el foco en las startups y sus fundadores, creo que el principal consejo que uno puede dar para no generar mala reputación es, sin duda, el más simple: no mentir.
Si para vender un producto hay que generar confianza en el cliente y para levantar inversión hay que generar confianza con el inversor; mentir es el torpedo que va directo a la línea de flotación de la confianza (y hará hundir el barco):
- Funcionalidades prometidas que no están implementadas o que no funcionan adecuadamente
- Roadmaps que no se cumplen o que se cumplen entregando productos que sabemos perfectamente que no funcionan para cumplir plazos
- Mentir al cliente para parecer más solventes de lo que realmente se es
- Métricas que están hinchadas artificialmente y muestran facturaciones o ventas que aún no tenemos y no están cerradas (o ni si quiera están en nuestro pipeline)
- Historias truculentas en el captable como socios de los que nadie había oído hablar pero que, de repente, están en el captable con un peso relevante en la empresa
- Pufos, datos falsos y otras miserias que aparecen en la fase de auditoría
- Aprovechar las mayorías accionariales para hacer cambios en los órganos de gobierno de la empresa
También nuestra forma de gestionar, como ya he comentado antes, afecta a la reputación de nuestra empresa y la confianza que podamos generar en el futuro:
- Vaciar la caja con salarios muy por encima de mercado sin esforzarse en la generación de ingresos, llevando la empresa a la quiebra si no hay una nueva ronda de financiación
- Vinculado al anterior, llevar a la quiebra una empresa para no devolver préstamos públicos (ENISA, por ejemplo) y, un tiempo después, volver con la misma actividad y producto pero con otro vehículo societario y con los mismos fundadores
- No cumplir con la legislación laboral vigente y tener a personas trabajando sin estar dadas de alta o en malas condiciones de trabajo
- Dejar deudas sin pagar: proveedores, colaboradores, servicios profesionales…
- Usar la caja para side-projects o nuevos proyectos que no tienen nada que ver con el negocio en el que invirtieron nuestros inversores
Así que si alguna vez se nos ha ocurrido alguna triquiñuela que hoy nos puede ayudar a avanzar más rápido, creo que vale la pena pensarlo más de dos veces porque, quizás, en el futuro dicha decisión nos cierre muchas más puertas de las que nos pueda abrir hoy.
Hasta la próxima.
Imágenes: HBO Silicon Valley, cottonbro (Pexels), RF._.Studio (Pexels) y GIPHY
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