En estos años, he asistido a la puesta en marcha (y también al crecimiento) de un buen número de startups. Las preguntas que más se suelen repetir son las vinculadas, como era de esperar, a la financiación y la inversión: «¿Cómo consigo dinero para arrancar mi startup?» «¿Qué debo hacer para acceder a financiación?» «¿Deuda o inversión? ¿Qué es lo mejor para arrancar mi startup?»
La pregunta relativa al capital inicial necesario para poner en marcha una startup es muy interesante.
Particularmente, me parece un tema a debatir porque, a veces, se malentienden las cosas y no se reflexiona lo suficiente sobre este asunto:
- ¿Cómo consigo el dinero necesario para arrancar mi startup?
- ¿Cómo accedo a mis primeros inversores?
- ¿Se puede «levantar dinero» con un Power Point o con una idea?
Son las típicas preguntas que pueden llegar a plantearse en las etapas iniciales de un negocio.
Normalmente, en etapas iniciales nos solemos centrar en la identificación del problema, en diseñar la solución, la propuesta de valor y en las validaciones.
Sin embargo, uno también debería tener en cuenta el aspecto financiero a la hora de poner en marcha un negocio.
¿El motivo? Para hacer una reflexión fundamental que, a veces, se pasa por alto: ¿desde un punto de vista financiero, mi idea es realizable? ¿es mi negocio? ¿conseguiré los fondos necesarios para arrancar mi startup?
¿Necesito dinero para arrancar mi startup?
Poner en marcha un negocio requiere dinero. Es así de simple, siempre hay unos gastos iniciales de puesta en marcha:
- Constitución de la compañía
- Elaboración del pacto de socios
- Registro de marca, compra de dominio…
- Desarrollo de los primeros prototipos y MVP
- Experimentos y validaciones (por ejemplo, en marketing)
Básicamente, desde que nos ponemos manos a la obra, hay una serie de gastos e inversiones que hacen que nuestro flujo de caja sea negativo. Hasta que empezamos a facturar (y lanzamos nuestro producto al mercado) solamente tenemos gastos.
Esto es lo que los americanos llaman el «valle de la muerte», es decir, toda la travesía que debemos hacer dese que nos ponemos en marcha hasta que empezamos a facturar.
Para atravesar el «valle de la muerte» necesitamos dinero, evidentemente. No solamente para desarrollar nuestro producto, también para mantenernos nosotros y que se mantenga nuestro equipo.
Mientras llegan los primeros clientes y la ansiada facturación, también necesitaremos dinero para mantener nuestro entorno personal.
Dicho de otra forma, «nuestro colchón» también es dinero que debemos tener previsto y, generalmente, no es algo que los inversores suelan cubrir (al menos, normalmente).
¿Qué opciones de financiación tengo si quiero arrancar mi startup?
Si quiero poner en marcha o arrancar mi startup, además de detectar un problema e idear una solución, debemos ver cómo la financiamos.
Si pensamos en inversión (entiéndase dinero a cambio de equity), el abanico de opciones es amplio. Sin embargo, el acceso a cada opción de financiación dependerá muchísimo del estado del proyecto y también de los socios promotores:
El primer paso, sin duda, es contar con recursos propios. Es decir, aportaciones realizadas por los socios para poner en marcha el negocio aunque, eso sí, teniendo en cuenta que también debemos guardar algo para poder vivir y mantener nuestro entorno personal y vital.
Siguiendo el esquema de la Haas School of Business, el siguiente paso sería buscar capital en nuestro entorno más cercano; las famosas 3Fs: friends, family and fools.
La parte positiva es que el coste de esta financiación es bajo, no implicará una cesión de participación muy alta del negocio.
Sin embargo, la cantidad de fondos disponibles no suele ser alta y, además, el riesgo en esta etapa es muy alto. Dicho de otra forma, se arriesgan mucho a perder el dinero y, claro está, a la familia hay que verla en las reuniones y celebraciones familiares…
Con este planteamiento, los siguientes financiadores a los que acudir son inversores tipo business angel. Aquí, el riesgo se paga con la cesión de una participación importante del negocio y, seguramente, nos pidan validaciones o primeros clientes.
Los premios y concursos son otra opción para financiarse y, por supuesto, en proyectos de hardware las preventas de una campaña de Kickstarter.
Fuera de nuestro entorno cercano, seguramente, nos van a ir pidiendo validaciones y tracción y eso choca un poco con la puesta en marcha.
¿Cómo conseguir los fondos?
¿Y de verdad que no se consigue dinero sin tracción o validaciones? Las afirmaciones categóricas son peligrosas, así que diré que sin validaciones o métricas, el acceso a dinero es complicado.
Prefiero decir complicado y no imposible porque, al final, uno se encuentra con todo tipo de casos.
Creo que es prudente no pensar a la americana. Es decir, evitar que voy a «levantar dinero» porque Instagram se vendió sin facturar y solo teniendo usuarios activos.
Si es nuestro primer emprendimiento, hacer un Instagram puede que nos sea complicado. Tendremos que financiarnos con recursos propios, con deuda o con nuestro entorno cercano para poder hacer las primeras validaciones.
Si no es nuestro primer emprendimiento y tenemos un proven track record interesante, puede que tengamos acceso a inversores.
¿Inversión sin tener nada? ¿En serio? Pues sí, es algo que ocurre y la razón es sencilla: existe confianza en los promotores. Esa es la explicación, al existir confianza, se invierte en el equipo.
¿Y qué ocurre si no tengo fondos propios, ni acceso a préstamos y tampoco mi entorno cercano puede invertir? Los premios y el bootstrapping son una opción pero la reflexión a hacer creo que va por otra senda…
¿Y si no consigo los fondos para arrancar mi startup? Puede que, quizás, no sea tu negocio
¿Si no tengo recursos y mi arrancar mi startup requiere un dinero que no tengo, es realmente mi negocio?
Para emprender, además de la iniciativa, uno debe contar con «gasolina» para encarar el viaje por el «valle de la muerte». La travesía por el desierto requiere preparación y el combustible es necesario para hacernos avanzar y mantenernos centrados.
Cuando no hay dinero, nuestro negocio avanza lento. En hardware se hace inviable y en plataformas nos deja sin opciones para hacer algo de marketing.
Además, nuestro entorno personal se resiente, tampoco tenemos dinero para vivir y, si vivimos mal, también se verá afectado el negocio.
Hay que ser conscientes del contexto en el que se está y hacer algunos números:
- Dinero que necesitamos para vivir (colchón personal)
- Tiempo que nos damos para recorrer el «valle de la muerte»
- Fondos que podemos aportar al negocio
- Fondos que podemos recopilar: préstamos (con precaución), entorno cercano, premios…
- Presupuesto para arrancar mi startup
Si no nos cuadran estos números en nuestro proyecto, tenemos un problema.
Puede que no sea nuestro «momento vital y personal» para encarar este proyecto empresarial. Quizás no podamos dejar nuestro empleo. Es posible que no tengamos colchón económico. A lo mejor no hemos encontrado socios…
Si para arrancar nuestra startup necesitamos fondos que no tenemos ni podemos conseguir, puede que no sea nuestro negocio.
Es una conclusión dura pero necesaria.
Es mejor llegar a esta conclusión temprano e intentar solventarla que «lanzarnos al desierto y morir por el camino».
Imágenes: Martin Gratzer (Flickr), Apps for Europe (Flickr), hackNY.org (Flickr), Tech.Co (Flickr) y elaboración propia
Hola. Gracias por el artículo útil. Creo que la financiación es muy importante para cualquier negocio, especialmente en las etapas iniciales. La forma más fácil de financiar esto es un préstamo. El tipo de préstamo se debe elegir según el monto del préstamo que necesite. También una excelente opción sería buscar un inversor. Pero si desea crear y vender un producto que no es bien conocido, entonces encontrar un inversor será problemático. Dado que los riesgos de tales inversiones son altos. Además de estas opciones, hay muchas otras opciones. Todo depende de las características de su negocio. Logré obtener fondos del gobierno para hacer crecer mi negocio.