Normalmente, el producto de una startup viene a resolver un problema real que presentan los clientes.
Es decir, se ha detectado un problema (oportunidad) y se ha ideado una solución que lo resuelve en forma de producto o servicio.
Por lo menos, eso dice la teoría y la mayoría de libros que hablan sobre startups o sobre desarrollo de producto.
Sin embargo, uno se encuentra con reflexiones bastante singulares que distan un poco de esta lógica que comentaba Justo Hidalgo en su libro «Idea, producto y negocio».
La serie Silicon Valley, aunque sea comedia y crítica, es capaz de arrojarnos una definición bastante singular sobre lo que es el producto de una startup y es algo que hace uno de los personajes de la serie que, precisamente, es un directivo profesional.
Cuando Richard Hendriks es cesado como CEO de El Flautista y el consejo nombra a Jack «Action Jack» Barker, ambos mantienen una conversación bastante curiosa sobre lo que realmente es el producto que está desarrollando la startup protagonista de la serie:
¿Cuál es el producto de una startup? Según Jack Barker, el valor de sus acciones.
¿El producto de una startup son sus acciones?
La serie ‘Silicon Valley’ es una comedia y es una ácida crítica sobre el mundo del emprendimiento y las startups; por tanto, la escena en teoría es sketch de humor y un debate absurdo.
¿Seguro que es un debate absurdo y un sketch de comedia? En mi opinión, esta escena es una muy buena reflexión sobre las valoraciones de las empresas y si, realmente, el foco está en el valor de la compañía y las rondas de inversión o, por el contrario, lo importante son los clientes y el producto.
Personalmente, creo que el orden lógico de una startup es el que comentaba no hace mucho: usuarios, clientes e inversores.
Dicho de otra forma, hay que poner foco en el producto, en el market-fit y en captar clientes que paguen por nuestro producto o nuestro servicio.
Una empresa tiene valor cuando tiene un negocio que funciona; es decir, son sus métricas y su tracción las que demuestran el valor de un negocio.
Centrar toda la actividad de una startup en el valor de la empresa y en las rondas de financiación es, básicamente, empezar la casa por el tejado.
¿El motivo? Orienta la empresa a buscar financiación, a intentar engordar el valor ronda tras ronda y olvidar el objetivo primordial de buscar clientes y facturar (que es el objetivo de una empresa).
Esto provoca las «valoraciones anómalas» que se basan en «lo que marcan los inversores» cuando no se quieren perder una oportunidad de inversión y pujan por entrar en una empresa.
Se deja de lado la inversión a largo plazo (y el negocio sostenible) por, como dice José Cabiedes, las «patatas calientes» en las que se entra a invertir y se persigue aumentar la valoración para salir en la siguiente ronda.
Cuando eso ocurre, el producto de una startup deja de ser su producto en sí y pasan a ser sus acciones, porque el foco se pondrá en la valoración y las rondas de financiación y no en los clientes.
En la serie Silicon Valley, la realidad supera a la ficción
Como comentaba en Xataka hace unos días, lo mejor de ‘Silicon Valley’ es que, aunque sea comedia, lo que se muestra en la serie es mucho más real que lo que podríamos pensar.
Existen empresas que no buscan ser rentables, su objetivo es hacer crecer el valor de sus acciones y buscar el exit. ¿Es un objetivo censurable? Para nada, si hay fundadores e inversores dispuestos a entrar en este juego, quiénes somos los demás para censurarlo…
Lo que sí que me parece importante comentar es que es una «liga» muy complicada para competir y, por tanto, se tiene más posibilidades en la «liga del medio plazo». ¿Liga del «medio plazo»? Sí, la liga que sigue el itinerario más clásico: usuarios y clientes y, luego, buscar a los inversores.
¿Cuál es el producto de una startup? En mi opinión, su producto en sí mismo, ese que solventa el problema de sus usuarios y clientes.
¿Y qué pasa con las acciones? Si tenemos clientes y la empresa genera valor, tranquilos, el valor de las acciones. también subirá.
Imágenes y vídeos: HBO
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