William Higinbotham, que era un físico que se encarga de realizar los tours guiados a los visitantes al complejo y era el responsable del laboratorio de instrumentación del laboratorio. Con la idea de entretener a los visitantes del museo, se hizo de un osciloscopio y unos circuitos basados en amplificadores operacionales para crear el primer videojuego de la historia.
El juego constaba de una línea horizontal que era el campo de juego y otra pequeña vertical en el centro del campo representando la red, contaba con una vista lateral del campo de juego en el que se veía la red y el suelo de la pista.
Una serie de amplificadores operacionales se encargaban de detectar cuándo la bola tocaba el suelo, momento en el que se activaba un relé que cambiaba la polaridad de otro amplificador, de manera que la pelota reflejaba su trayectoria y se creaba la sensación de que estaba botando.
Otros amplificadores se utilizaban para determinar si la bola se había quedado en la red o si la había tocado, en cuyo caso se reducía la velocidad de la misma, otorgando mayor verosimilitud al juego.
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