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7 red flags que indican que estás ante un emprendedor tóxico (y por qué deberías salir corriendo)

Emprendedor tóxico

Decía Warren Buffett que «cuando alguien con dinero se junta con alguien con experiencia, quien tiene experiencia se queda con el dinero y quien tenía dinero se lleva una experiencia» y pocas veces aplica tanto esta frase como cuando un inversor, mentor o socio se cruza con un emprendedor tóxico.

No todas las startups mueren por falta de capital, por un mal producto o por no tener mercado. Algunas fracasan por culpa directa de las persona o personas que las lideran; los malos capitanes son capaces de hacer hundir un barco con buena tripulación por muy prometedor que sea el negocio o la oportunidad que habían encontrado.

Tras casi 8 años dirigiendo una aceleradora de startups y unos 6 años como mentor, he visto muchos equipos y compañías y algunas, precisamente, acabaron mal porque los fundadores de las mismas no escuchaban, tenían un ego desmedido y decontrolado, se ponían la zancadilla entre los propios socios fundadores o no dejaban a su equipo desarrollarse…

Sumando todas estas experiencias y vivencias, hoy vamos a poner el foco en identificar las señales, o red flags, más peligrosas que delatan a este tipo de perfiles de fundadores o emprendedores tóxicos. La idea no es juzgar o señalar, sino poner sobre la mesa algunos síntomas que nos permitan detectar a tiempo cuándo lo mejor que puedes hacer es no involucrarte (o salir cuanto antes de la compañía).

Este artículo es una continuación natural de una reflexión que hice algún tiempo sobre el «emprendedor Gollum»: obsesionado con su idea, incapaz de dejarla ir, incapaz de hablar de ella en público o recibir feedback… aunque lo esté destruyendo todo a su paso.

Vamos a ello (y no, no voy a dar ejemplos de startups que he visto en estos años).

Red flag 1: cree tener siempre la razón

Es el clásico fundador que no escucha. Cada reunión con él es una clase magistral (que la imparte él). No valida con usuarios, no contrasta hipótesis, no acepta críticas… tiene una visión casi providencial de la oportunidad, cómo explotarla, cómo captar clientes y cómo llevar el producto al mercado.

Si mencionas datos, los desprecia. Si haces preguntas, se pone a la defensiva. Su verdad es la única válida.

desconocimiento del cliente
No conocer al cliente lleva a la «productitis» y construir productos de espaldas al cliente y sin entender sus necesidades.

¿Cuál es el problema? Sin validación, no hay product-market fit. Y sin fit, lo único que hay es ego.

Red flag 2: el pitch está lleno de «yo» y vacío de problema

«Yo hice», «yo logré», «yo descubrí», «yo sé»… Pero cuando le preguntas por el problema que resuelve, no hay claridad o no hay problema real.

Este tipo de emprendedor está más enfocado en contar su historia personal que en construir una solución útil. El usuario es secundario; solo cuenta su visión clarividente, su concepción del mercado y del producto sin escuchar a sus potenciales clientes o a personas que conocen el sector mucho mejor que él o ella.

Lo importante no es son los founders, es el pain que se pretende resolver y, por tanto, el cliente.

Red flag 3: el emprendedor tóxico siempre culpa a otros

Los inversores no lo entienden, el equipo no ejecuta bien, los usuarios son ignorantes, el mercado no está preparado…

Nunca es culpa suya. Siempre hay un chivo expiatorio en los demás. Este patrón es destructivo, porque cuando llegue una crisis (y llegará), en lugar de asumir responsabilidades, buscará culpables y dedicará el tiempo a señalar con el dedo y no a entender el por qué de la crisis y cómo salir de ella.

Jim Collins empresas que caen - emprendedor tóxico
Las cinco etapas del declive empresarial según Jim Collins: un modelo que ilustra cómo las empresas pasan de la arrogancia del éxito a la caída final, atravesando fases de negación, búsqueda desordenada y esfuerzos desesperados por sobrevivir

Red flag 4: sobrevende lo que no tiene

Mentiras y verdades sobre el overpromise:

El emprendedor tóxico confunde visión con exageración y cuando esto se convierte en la norma, la confianza se rompe con todos sus stakeholders: empleados, socios, inversores, mentores…

Cuando las expectativas no se cumplen de manera reiterada, al final, se acaba perdiendo la confianza.

Red flag 5: desprecia a la competencia

Fases típicas sobre este tema:

Un buen emprendedor estudia y respeta a su competencia y aprende de ella. Sabe que si nadie ha resuelto ese problema… quizás no sea tan sencillo.

Siempre me viene a la cabeza una frase de un business angel que decía: «si no hay competencia es que entonces no hay mercado.

Cuando dirigía la aceleradora de startups, uno de los motivos que me llevaban a decir no a una startup era, precisamente, no entender el contexto competitivo ni el mercado en el que se movía la compañía.

Red flag 6: no delega, no confía y no comparte decisiones

Las empresas cuando crecen tienen que cambiar en su estructura. Los founders se tienen que rodear de personas con experiencia que les complementen y delegar en estas personas algunas decisiones operativas porque cuando el negocio crece en dimensión es muy difícil (por no decir imposible) poder controlarlo todo y necesitas profesionalizar la gestión.

Sin embargo, el emprendedor tóxico quiere el control absoluto, abusa del micromanagement, todo tiene que pasar por él o ella y el equipo no tiene autonomía ni voz.

Estas actitudes no solo frenan la ejecución, sino que desmotiva al talento bueno, que acabará marchándose a un sitio en el que puedan crecer y desarrollarse.

Una startup necesita liderazgo compartido, capacidad de aprender, y humildad para reconocer que otros saben más.

Hace tiempo hablamos de cómo cambia la gestión de una empresa conforme crece y lo resumimos en esta tabla:

FaseEtapas proceso direcciónLimitacionesRiesgos
1Sin estructura / Empresa no profesionalizadaLas del propio empresarioMorir de éxito
2Estructura formalizada pero sin procesos de direcciónCapacidad individual de cada socio o miembro del equipoLagunas y solapes
3Estructura formalizada, procesos de dirección pero sin planificar C/P y L/PCapacidad de coordinaciónLuchas de poder internas
4Estructura formalizada, procesos de dirección, planificación pero sin sistemas de retribuciónIntereses personalesPersonal vs. Empresa
5Estructura formalizada, procesos de dirección, planificación y sistema de retribución / Empresa profesionalizadaCrear cultura de empresa.
Ideas y capacidad de ejecución
El limite será el mercado que se sea capaz de captar

Red flag 7: cambia de rumbo constantemente

Cada mes hay una nueva prioridad, una nueva visión o un nuevo enfoque. Se pivota sin validación, impulsados por miedo, hype, modas o frustración.

Este comportamiento tan errático genera caos, desgaste en los equipos y, sobre todo, pérdida de foco (cuando el foco lo es todo).

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¿Por qué esto importa tanto? ¿Qué peligro tiene un emprendedor tóxico?

La respuesta es sencilla; porque una startup es un sistema de alta incertidumbre y bajo presión, un perfil tóxico contamina todo lo que toca:

No se trata de que el fundador sea perfecto, se trata de que tenga la actitud correcta para aprender, construir y liderar.

¿Cómo detectar estas señales a tiempo?

¿Tiene cura un emprendedor tóxico?

En algunos casos, sí; siempre que haya conciencia y voluntad real de cambio.

El primer paso es reconocer patrones disfuncionales y estar dispuesto a escuchar, delegar y aplacar el ego. Hay fundadores que han pasado por procesos de coaching, mentoría o de feedback honesto y han conseguido mejorar mucho y aprender a controlar su «lado oscuro».

Pero seamos realistas: no todo el mundo quiere (o puede) cambiar y no todos los entornos favorecen esa transformación. Si estás dentro del equipo, evalúa si esa evolución es posible o si es mejor tomar distancia antes de que sea tarde.

No todos los proyectos fracasan por falta de financiación. Algunos fracasan por tener al fundador equivocado.

Y cuanto antes a un emprendedor tóxico mejor que mejor:

Porque tu tiempo, tu dinero y tu energía valen demasiado como para invertirlos en quien solo quiere tener razón.

Recuerda: los inversores inteligentes no invierten en productos, invierten en personas. Y si la persona está rota, el producto no tiene futuro.

Hasta la próxima. Nos seguimos leyendo.

Imágenes: GIPHY, Bing Image Creator, Tom Fishburne y Jim Collins – Empresas que caen.

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