Normalmente, en el blog suelo hablar de empresas, startups y demás movidas que parecen sacadas de Silicon Valley. Sin embargo, quisiera empezar hablando de una película.
Una de mis comedias favoritas es la loca y disparatada «Desmadre a la Americana» (1978) dirigida por John Landis.
Es una comedia bastante alocada, con un reparto coral en el que destaca un John Belushi que apenas tiene frases en el guión. La película tiene lugar en una universidad privada. Muestra las «locuras» y fiestas de los estudiantes de una fraternidad: novatadas, bromas, «fiestas toga»…
En definitiva, una foto muy loca de la cultura universitaria de Estados Unidos que, evidentemente, poco tiene que ver con las Universidades en España.
Nadie asume que lo que ve en «Desmadre a la Americana» es lo que se va a encontrar en su universidad en España; al menos, no a ese nivel.
Sin embargo, cuando pensamos en Silicon Valley y en las startups, a veces, se tiende a pensar que los mismos supuestos de allí se pueden extrapolar a España. Esto, en mi opinión, sí que puede ser un problema.
El desmadre a la americana: emprender pensando que se está en Silicon Valley
Me vino el título de este artículo el otro día.
¿El motivo? Estaban pasando de nuevo la película en la televisión y no pude evitar pensar en el blog, las startups y, por supuesto, la idealización del emprendimiento y Silicon Valley.
¿Y por qué esa asociación entre «desmadre a la americana» y Silicon Valley?
Básicamente, porque no es raro encontrar emprendedores y startups en España (y en Europa) que quieren aplicar, al pie de la letra, fórmulas o comportamientos de Silicon Valley:
- «En una startup no es necesario contar con un modelo de negocio. Con muchos usuarios, ya vendrá alguien que nos compre y nos diga cómo ganar dinero»
- «Crecer rápido en usuarios, pensar en tener una comunidad potente y nos pasará como a Instagram»
- «WhatsApp e Instagram no tenían modelo de negocio cuando fueron comprados por Facebook. Estoy aplicando el mismo modelo»
- «Lo importante es ofrecer calidad y cuidar a los clientes. Los clientes son lo primero y no el ánimo de lucro. De esta forma, los ingresos llegarán tarde o temprano» (esto es de un libro que leí hace poco)
- «Persevera y vencerás, como Steve Jobs»
- Tengo una idea y busco inversores para ponerla en marcha
Todos estos ejemplos, quizás, puedan parecer una exageración pero son habituales de encontrar.
¿El motivo? En mi opinión, a todos estos supuestos les falta su contexto. Es decir, les falta el ecosistema en el que son de aplicación.
No todos los ecosistemas funcionan igual que Silicon Valley
A la hora de emprender y poner en marcha una startup, uno debería tener en cuenta el entorno en el que está trabajando.
¿Y a qué me refiero con el entorno? Los supuestos de Silicon Valley son aspectos que funcionan allí y, aunque no se diga, funcionan en un porcentaje pequeño de los casos.
Si solamente sobreviven 1 de cada 12 startups su primer año de vida, ¿cuántas de las supervivientes son compradas por un gigante tecnológico?
En Europa, y en España, montar una startup no es un camino fácil. Poco o nada tiene que ver con la serie Silicon Valley o lo que leemos en TechCrunch:
- Sin modelo de negocio, es raro que un inversor se acerque a nuestra empresa
- Quizás, podamos arrancar sin un modelo de negocio claro pero, hasta encontrarlo, vamos a gastar mucho dinero y recursos. Por tanto, tendremos que contar con bastante capital en el arranque
- Sin MVP y métricas, no vamos a levantar dinero. En Europa el dinero de los inversores es para crecer y no para poner en marcha un negocio desde cero
- Las ideas, a este lado del charco, no tienen valor. Se valora la ejecución. El hacer
- El mercado potencial de nuestro negocio debe estar claro. No se buscan «inventos» u «ocurrencias», se buscan negocios con potencial y eso se debe demostrar con números
Evidentemente, el ecosistema de España es mucho más «joven» que el de USA y nos queda camino por recorrer. Además, hay «costumbres» que están arraigadas a nuestra manera de pensar y hacer las cosas.
El dinero es mucho más conservador en Europa que en Estados Unidos. Entendemos bien lo del capital pero, quizás, no tanto lo del riesgo; así que la inversión se produce cuando se han validado las hipótesis principales del negocio.
En el caso de inversiones en «fase de idea» fuera de las 3Fs (entorno cercano), el porcentaje de equity a ceder puede que sea tan alto que, a futuro, se nos cierren las puertas de siguientes rondas de financiación.
Emprender no siempre es tan bonito como los titulares de la prensa tecnológica
Quizás la burbuja emprendedora de startups, incubadoras, aceleradoras, mentores y «founders que siguen la moda de emprender» (porque es guay o porque es una buena experiencia cara a mejorar el CV) haya exagerado todo y provoque esta pérdida de contexto, referentes y realidad.
Montar una empresa y, por tanto, tener iniciativa emprendedora es algo bonito. Es poner en marcha un negocio propio, construirlo y hacerlo crecer.
Sin duda, algo que genera grandes satisfacciones y, por supuesto, tiene su parte gris: dedicación, horas sin dormir, montaña rusa emocional, impacto en el entorno personal y, claro está, la larga travesía por el desierto antes de facturar.
¿Facturación? 0 €, aún no hemos terminado el MVP…
¿Financiación que necesitáis? 900K€ a cambio del 10%…
El postureo de las #startups
— Juan J. Velasco (@jjv) 7 de noviembre de 2017
Es una carrera de fondo que exige preparación mental (y también física), dedcación y compromiso, un equipo potente, «gasolina en el depósito de combustible» (dinero para arrancar) y, lo que a veces se olvida, detectar una oportunidad de negocio con potencial.
Si solamente nos quedamos con los titulares de TechCrunch (o cualquier medio que hable de rondas de financiación), las fiestas y los eventos, lo «guay que queda en LinkedIn» ser emprendedor o los «supuestos» de Silicon Valley, en el fondo, nos estaremos quedando con la parte más superficial de emprender.
Por tanto, lo más probable, es que nos llevemos una gran frustración si intentamos poner en marcha un negocio.
Básicamente, asumir que emprender y poner en marcha una startup no tiene su parte gris.
Es como ir a la universidad y pensar que todo es como en «Desmadre a la Americana». Es decir, pensar que solamente iremos a fiestas de toga y romanos… Aunque, por cierto, eso también sale en la serie Silicon Valley:
Una recomendación final…
Por cierto, recomiendo «Desmadre a la Americana», es una película para pasar un buen rato. Y bueno, una buena forma de cerrar es con la escena de «Shout!» en la toga party:
Imágenes: Universal Pictures