Cuando hacemos una búsqueda en Google o usamos Gmail, rara vez nos plantemos cómo es la infraestructura que sustenta estos servicios que utilizamos a diario. Escribimos un correo en Gmail, pulsamos sobre enviar y, casi por arte de magia, el correo le llega a su destinatario.
Realmente, tras estos gestos tan cotidianos no hay magia; lo que hay es una gran red de data centers. Una gran infraestructura que, en el caso de Google, podemos ver a través de algunos de los vídeos y material que, de vez en cuando, la compañía publica sobre sus data centers.
Un data center de Google de hoy nada tienen que ver con el primer servidor que Google montó para alojar su motor de búsqueda; grandes hileras de racks con servidores funcionando las 24 horas del día y los 7 días de la semana para almacenar nuestras fotos, responder a nuestras búsquedas o procesar nuestros correos en Gmail.
A través de los distintos vídeos que hay en YouTube o bien a través de su web corporativa, podremos conocer bastante sobre el funcionamiento de un data center de Google: cómo se gestiona, cómo destruyen los discos duros que sufren una avería, cómo el grado de eficiencia energética que han conseguido, dónde están ubicados e, incluso, dar un paseo virtual a través de Street View.
Uno de los aspectos que siempre me ha llamado más la atención sobre Google y sus data centers son sus servidores. Google no usa servidores comerciales, fabrica unos servidores muy simples (como ya publicó Cnet hace tiempo) que, en caso de avería, se tiran a la basura y se sustituyen por otro idéntico. ¿La idea? Implementar un gran grid de recursos que está formado por unidades muy simples y, sobre todo, baratas y fáciles de sustituir en caso de avería.
La próxima vez que hagas una búsqueda en Google, vale la pena parar a pensar en las infraestructuras que sustentan los servicios que usamos cada día a través de Internet.